lunes, 2 de marzo de 2009

Marruecos Semana Santa 2009


EXPEDICIÓN MARRUECOS

SEMANA SANTA 2009

Apreciados amigos/as,

Este viaje no será ninguna novedad para aquellos que en el 2007 estuvieron con Kimbamba, pero creemos que repetir este destino rebajando por asfalto kilómetros, campamentos y ese paisaje desértico de auténtico Sáhara, despierta ese estigma que llevamos dentro, esas ansias de aventura y buen compartir que se dan en estos momentos.

Se trata de una ruta centrada en el sur de Marruecos del que tan sólo reconoceremos Tánger, Er Rachidia y Zagora como ciudades de cierta importancia. El resto será nuevo para todos aquellos que no asistieron a la anterior y única edición.

A diferencia del año 2007 y jugando con los horarios de los campamentos, realizaremos incursiones (sin coordenadas GPS) por el Erg Chi Gaga y aquellos lugares de la ruta que nos permitan trapichear por arena.

El motivo de este viaje no es otro que el de evitar zonas que, aunque atractivas, son comunes a los diferentes grupos de Semana Santa; recordemos que para esa época la exclusividad o soledad del desierto, aún y buscándola, resulta ciertamente imposible. Por este motivo y con la intención de ofrecer un Marruecos más inhóspito y exclusivo, hemos optado por un recorrido que unirá Zagora con el Océano Atlántico, realizando para ello poco más de 150 kilómetros por asfalto.

El paisaje que podremos contemplar será muy variado: sahel, desierto, sabana, arena, playa, chotts, valles y nuevas poblaciones que no dejarán de sorprendernos a lo largo de este recorrido.

Con respecto a otros viajes (y como veréis en el programa), nos veremos obligados a realizar tres campamentos libres y en el caso de Assa, la limitación de infraestructura hotelera nos obligará a compartir habitaciones y Haimas en el hotel. Esto es de este modo por la falta de servicios en estas latitudes, dado que el turismo (inexistente) no ha propiciado la construcción de grandes hoteles o instalaciones turísticas.

En este nuevo recorrido hay pistas rápidas, chotts, pistas pedregosas y arena. En relación a este último concepto y para los más necesitados, hay arena como para palear y, según el horario, para entretenerse en las proximidades del Erg Chi Gaga, en cuyas estribaciones realizaremos nuestro primer bivouac. De manera voluntaria realizaremos un recorrido matutino antes de desmontar nuestro campamento.

En cuanto a inscripciones y en relación a anteriores años, seremos muy escrupulosos. Por riguroso orden de recepción y cobro serán otorgadas las escasas habitaciones del hotel en Assa. En cualquier caso, una habitación del mismo será empleada para uso e higiene personal de aquellos que no puedan ser ubicados en habitación.

Con la esperanza de que este viaje pueda ser de vuestro interés, recibid nuestro más sincero saludo.

Xavi Piqué

Club Kimbamba Off Road


PROGRAMA SEMANA SANTA 2009

VIERNES 3 ABRIL: Hotel en Algeciras (opción*)
SÁBADO 4 ABRIL: Encuentro en Algeciras a las 06.00 h. Embarque a las 07.00 h. Llegada a Tánger, aduana y cambio de moneda. Tánger – Er
Rachidia (etapa de asfalto) - Alojamiento y cena en hotel
DOMINGO 5 ABRIL: Er Rachidia - Zagora (etapa de asfalto) - Alojamiento y cena en hotel
LUNES 6 ABRIL: Zagora – Desierto (etapa de pista) - Alojamiento y cena libre
MARTES 7 ABRIL: Desierto – Prox. Tata (etapa de pista) - Alojamiento y cena libre
MIÉRCOLES 8 ABRIL: Desierto – Assa (etapa de pista) - Alojamiento y cena en hotel 10 hab. + haimas (**)
JUEVES 9 ABRIL: Assa – Prox. Tan Tan (etapa de pista) - Alojamiento y cena libre
VIERNES 10 ABRIL: Prox. Tan Tan – Tiznit (etapa de pista) - Alojamiento y cena en hotel
SÁBADO 11 ABRIL: Tiznit – El Jadida (etapa de asfalto) - Alojamiento y cena en hotel
DOMINGO 12 ABRIL: El Jadida – Tánger – Algeciras (etapa de asfalto) - Hotel Algeciras (opción*)

Reportaje Autoverde (2ª parte): Marzo 2009


Al día siguiente comenzamos muy temprano para sorprender a los Géiseres de Sol de Mañana en su momento más activo y con los primeros rayos de luz. Con excepción de la ascensión al Uturuncu éste fue el punto más elevado de la ruta, cerca de 5.000 mts. El frío es intenso, la pista principal es pura “calamina” y nos cuesta convencer al guía para coger pistas paralelas más cómodas. Llegamos al Sol de Mañana: un géiser gaseoso, fumarolas ruidosas y pozas donde parece hervir la tierra en barros rojizos, grisáceos y escarlatas. Nos acercamos todo lo que podemos, el olor a azufre es intenso. Continuamos por el desierto y llegamos al salar de Chalviri, otro escenario de gran valor paisajístico que combina el blanco del hielo, el ocre del desierto, el azul del agua y el blanco del bórax. En uno de sus rincones paramos a comer para después tomar un baño en las Termas de Polques, cuyas aguas, a unos 30º C, nos proporcionan un increíble relax al aire libre.
Al alejarnos, otra gran extensión se abre a nuestro frente: el Valle de las Damas del Desierto, también llamado Desierto de Dalí, extrañas formaciones de piedra que el viento ha dejado como gigantescas estatuas en la pampa desértica. Y casi ya como un exceso, al dejar este valle desértico, llegamos a la Laguna Verde, al pié del Volcán Licancabur, en la frontera con Chile, una de las perlas de la Reserva.
Iniciamos el camino de retorno para visitar el principal atractivo de la Reserva: la Laguna Colorada (4.278 mts.). Es un centro fundamental de anidación de las tres especies de flamencos. Las algas activadas por la radiación solar y el viento dan color rosa tanto a la laguna como a las patas y parte del plumaje de estas exóticas aves. De nuevo un paisaje inenarrable.
Terminamos la jornada visitando el Árbol de Piedra, en pleno Desierto del Siloli, emplazado en una lejanía y soledad sobrecogedoras. De vuelta en el Hotel del Desierto, nos espera un buen whisky al calor de la chimenea y una reparadora cena.
Tras resolver algunos problemillas derivados del mal de altura, la mañana siguiente continuamos viaje, rumbo norte, hacia las Lagunas Carchi, Chiarkota, Hedionda y Cañapa, en las que gran cantidad de flamencos, de las tres especies existentes en la zona, se dejan ver y fotografiarse a placer. Otras aves, como gaviotas andinas y patos acompañan a los flamencos en estas lagunas flanqueadas por volcanes, alguno nevado, que al descender presentan un faldón verde (paja brava, yareta y thola) para terminar en los colores ocres que los vientos han ido dibujando en milenios, o en los raros colores provenientes del bórax y azufre de estas curiosas lagunas. Continuamos hacia el Mirador del Ollagüe observando su fumarola que testimonia su carácter de volcán activo y le otorga gran belleza a su pico de 5.865 msnm..
Seguimos viaje hasta llegar a San Pedro de Quemez. El Hotel de Piedra, de la cadena Tayka como el precedente, domina el pueblo. De características similares al anterior, su amable director, D. Antonio, nos espera en la puerta. Nos sobra el tiempo así que nos vamos caminando por los entornos del hotel: los corrales con llamas y el Pueblo Quemado, con sus levantamientos de piedra que han inspirado la construcción del hotel. Fue quemado en la Guerra con Chile, en 1879, se trata de una página desconocida por la historia oficial.
Por la mañana nos acercamos al Pueblo Refugio, lugar donde la gente huyó del Pueblo Quemado. Está realmente bien camuflado y no lo ves hasta que estás prácticamente en él. Dejando atrás ese pedazo de la historia y sus vestigios, nos dirigimos hacia Cueva Galaxia, un santuario de cactus y estromatolitos petrificados y un cementerio de chullpas (enterramientos ancestrales). La cueva presenta una extraña formación geológica subacuática, de las épocas del Lago Michín (300 mil años atrás) y del Lago Tauca (40 mil años).
Por fin ingresamos en el gran manto de Sal por la bahía de Mala Mala, en dirección a la Isla Incahuasi, en el centro mismo del Salar, de roca volcánica y cactus gigantes (de hasta 9 mts. de altura y 900 años de vida) y una cima que al alcanzarla se convierte en extraordinario mirador de la llanura blanca de sal. La experiencia de conducción por el salar es sencillamente inolvidable. Da la sensación de que nos encontremos en el Polo Norte, sin embargo el piso es firme lo que lo convierte en una macro-autopista sin arcenes. La luminosidad es brutal, son imprescindibles las gafas de máxima protección, y el cielo más azul que nunca. Aquí, como en el mar, cuando quieres ir a algún sitio vas en línea recta, el rumbo y el track es lo mismo.
Disfrutamos de una magnífica comida al aire libre en la Isla Incahuasi bajo un sol espléndido y continuamos ruta en dirección al Volcán Thunupa que domina el paisaje, en cuyas faldas visitamos las Momias de Coquesa, donde además de conocer una muestra de los enterramientos pre-incaicos gozamos de un mirador excepcional del Salar. Acto seguido, nos dirigimos a Tahua a tiempo de disfrutar de la puesta de sol desde la terraza del Hotel de Sal, nuestro último hotel de la cadena Tayka construido enteramente con bloques de sal siendo la carpintería de madera de cactus. Como sus precedentes, está perfectamente integrado en el entorno.
Un nuevo día para disfrutar de los entornos del salar. Tomamos rumbo norte por la pista que atraviesa la lengua de tierra comprendida entre el Salar de Uyuni y el de Coipasa. De hecho podrían ser un mismo mar de sal si no hubiera emergido el soberbio volcán Thunupa. Nos dirigimos al Salar de Coipasa, la pista es lenta. Atravesamos la población de Llica, la principal de la zona, continuamos y antes de llegar a Tres Cruces nos topamos con un control policial en busca de narcotraficantes. Hacemos cara de buenos chicos así que nos dejan pasar. Cuando menos lo esperábamos comienzan a aparecer una serie de dunas en los costados de la pista. Son bajas y llenas de matorrales por lo que no son practicables. Llegamos a Tres Cruces, un pueblecito de aire mejicano semienterrado en la arena. Nos acercamos a ver la iglesia y el Mitsu se queda enganchado, no le funciona la tracción integral, hemos de salir con ayuda de los demás. Finalmente llegamos al Salar de Coipasa pero, habiendo visto antes el de Uyuni, ya no nos impresiona tanto aunque sus costas son realmente bellas. Paramos a comer en una de sus playas, entre cactus y rocas y volvemos por donde hemos venido. Tenemos intención de acercarnos a las cuevas de Cacoma pero, nuestro nuevo guía “Rambo”, irónico siendo un chavalín que no llega al metro y medio, anda un poco verde todavía. En fin, las cuevas están cerradas, la pista desaparecida de repente y queremos llegar a tiempo de ver la puesta de sol en medio del salar por lo que enfilamos directamente por el Salar Sensual, escasamente visitado por el turismo al encontrarse a “trasmano”, pero de gran belleza. Se trata de la zona más bella del Salar en virtud a la bahía e islas que aquí presentan una combinación de formas y colores de una sensualidad abrazadora. Llegamos al hotel justitos de tiempo para reagruparnos y salir en dirección al centro del salar. El objetivo es alcanzar una zona en donde no haya más horizonte que la llanura salina para poder observar el ocaso en todo su esplendor. Los guías nos recomiendan no ir ya que de noche el salar presenta ciertos peligros, perderse por la pérdida de referencias, meter las ruedas en alguno de los numerosos agujeros existentes o hundir el coche en zonas donde la costra salina es fina, debajo hay agua o salitre. Pero, qué caramba, no somos unos turistas cualquiera, ya tenemos una dilatada experiencia en navegación por el desierto así que corremos como alma que lleva el diablo y, tras unos 30 o 40 km. de salar, nos apostamos a la espera del espectáculo solar. El desfile de colores resulta más impresionante de espaldas al sol donde los reflejos sobre la sal despliegan un mayor espectro de matices. Volvemos raudos al hotel, el frío se vuelve glacial una vez desaparecidos los rayos solares. Cena y folklore andino en nuestra última noche salada.
El día de la despedida del gran desierto de sal. Lo hacemos atravesándolo en diagonal hacia el sureste, hasta encontrarnos con los Ojos de Agua, los Montículos de Sal y el antiguo Hotel de Sal ahora convertido en un museo. Hemos hecho 100 km. en un plis plas. En el exterior del museo se acaban de instalar unos cuantos lugareños. Han descargado una llama viva y la están cubriendo de hojas de coca. Van a celebrar una ofrenda a la Pachamama (madre tierra) esparciendo la sangre del animal que posteriormente se zamparán. Una especie de matanza pero en plan místico.
Regresamos a Uyuni, capital de la zona (12.000 habitantes aprox), visitamos su animado mercadillo y comemos en un bonito restaurante. Después del almuerzo nos dirigimos a la ciudad de Potosí, por una ruta lastrada de mayor tráfico pero de grandes cambios en el paisaje, por las sucesivas ascensiones a cadenas de montañas imponentes y descensos a valles donde pastorean las llamas y discurren en libertad las vicuñas. En ella se encuentran dos emplazamientos mineros importantes. Uno, Pulacayo, de gran valor histórico pues desde allá hasta Uyuni se construyó el primer ferrocarril de Bolivia, en el siglo XIX, y donde además se escribió la Tesis de Pulacayo, declaración del siglo XX de los mineros de Bolivia inspirada en las ideas de León Trotsky. Llegamos a Potosí, ciudad legada por la colonia española que dejó muestras impresionantes, tanto de edificios civiles y religiosos como de la actividad minera. Está dominada por el Cerro Rico que actualmente está agujereado como un queso de gruyere y que, en su día, fue la fuente de financiación del imperio español por su riqueza argentífera. Situada a más de 4.000 mts., creo que la ciudad más elevada del planeta, tiene un sabor marcadamente familiar.
Al día siguiente, después de una brevísima visita de la ciudad salimos para un recorrido por la cadena andina occidental, por una ruta asfaltada, con miradores ocasionales hacia enormes extensiones, en las que hemos penetrado en días pasados. Por la tarde descendemos de Oruro a Cochabamba, 2600 msnm, en un valle de suave clima. El tráfico es cada vez más denso e infernal, autocares y camiones a velocidades de vértigo por las crestas montañosas, un camión sin luces haciendo auténticas “eses” en la congestionada entrada a la ciudad, etc. Llegamos al hotel y devolvemos los vehículos, se acabó nuestro periplo 4x4. A partir de aquí nos esperan tres días de relax en el río Mamoré, en plena selva amazónica.
El vuelo a Trinidad, capital de la provincia amazónica del Beni, lindante con Brasil, sale muy temprano en un pequeño bimotor de hélice prácticamente sólo para nosotros, no tenía más capacidad. El avión tuvo que dar unas vueltecitas al valle para coger carrerilla y poder así sortear las sierras que amurallan el valle de Cochabamba. Tras un agradable vuelo, estábamos todos muy dormidos, aterrizamos en el pequeño aeropuerto de Trinidad, enclavado en medio de un gran manto verde. El cambio fue brutal, clima, altura, colorido, paisaje, todo era opuesto al lugar de donde veníamos, otro mundo.
Partimos inmediatamente e un transfer a Puerto Varador (16 km al oeste) en donde embarcamos en una barcaza que nos iba a llevar al “Reina de Enin”, un barco fluvial tipo Mississipi pero con palas de catamarán y sin noria. Un crucero prácticamente para nosotros casi en exclusiva, habían sólo tres pasajeros más, un lujazo. Navegación aguas abajo por el río más sorprendente de Bolivia, el Mamoré (“Madre de las aguas”).
Fueron tres días de ensueño en los que nos dedicamos a bañarnos con los delfines de río, pescar pirañas y otras especies que posteriormente nos cocinaban, avistamientos de tortugas y caimanes, observación de gran variedad de aves, como batos, cuervos, manguarís, garzas, loros, caminatas por la selva, visitas a comunidades indígenas y tonificantes noches estrelladas en donde se mezclaba la música de la selva con la voz y la guitarra de nuestros anfitriones.
Finalmente, con más pena que otra cosa, regresamos a Trinidad para coger el vuelo que nos había de llevar a Santa Cruz de la Sierra, ciudad desde la que partía el vuelo de regreso a Madrid. Sin embargo, las condiciones climáticas obligaron a posponer el vuelo hasta el día siguiente por lo que tuvimos que hacer noche en Trinidad, ciudad bulliciosa donde las haya, con un marcado carácter tropical. Por la noche la gente no se retira a sus hogares, todo lo contrario, se montan en sus flamantes carros y se dedican a exhibirse en un ruidoso carrusel alrededor de las principales plazas.
A primera hora de la mañana, esta vez sí, cogimos el vuelo a Santa Cruz, la capital económica de Bolivia, que apenas tuvimos tiempo de visitar dada la proximidad del vuelo de regreso a casa.
Hasta pronto, Bolivia. Nos has colmado de sensaciones.

domingo, 25 de enero de 2009

Reportaje Autoverde: Febrero 2009

La revista Autoverde 4x4 publica en sus números de febrero y marzo el reportaje de nuestra última travesía en Bolivia. Aquí va el texto de la 1ª parte:

Expedición Kimbamba: “Desierto, volcanes y sal” – Agosto 2008

Antes de pasar a la descripción de esta expedición sería conveniente explicar el origen de la misma, qué nos llevó a ello. Todos aquellos que habéis estado en el desierto sabéis que ya nunca más os escaparéis de sus garras, siempre estamos esperando la oportunidad de volver. En el desierto se desvelan los genes de nuestros orígenes y nos reencontramos con aquel espíritu nómada y tribal perdido a través de los siglos. El mundo se convierte en un pequeño grupo y un gran horizonte que, en contraste con nuestra vida mundana, nos proporciona una sensación de libertad infinita. Los marinos también conocen perfectamente esta sensación, los paralelismos son evidentes. Pero, otra característica inherente al espíritu viajero es la curiosidad, las ansias de conocer nuevos parajes. En Kimbamba nos hemos caracterizado por nuestro deambular constante por el Sahara, de norte a sur, de este a oeste, pero el Sahara, aún siendo el mayor desierto del mundo, no es el único, existen otros, diferentes y también espectaculares, por lo que ya hacía tiempo que teníamos la vista puesta en un país que no ha sido considerado como merece: Bolivia. Allá se encuentra el Salar de Uyuni, el mayor del mundo, con una superficie equivalente a la de Bélgica que, por sí solo, ya justifica el viaje. Pero, es que además, se encuentra en el altiplano andino, donde se pueden contemplar auténticas maravillas paisajísticas: volcanes perfectos, lagunas de todos los colores, fantásticas formaciones rocosas erosionadas por el viento. En definitiva, un sinfín de sorpresas. No en vano, la organización del París-Dakar ha escogido el desierto de Atacama, situado a escasos kilómetros de esta zona, como lugar de celebración de su próxima edición.
Llegamos el día 13 de agosto al aeropuerto de La Paz, no sé si será el más alto del mundo, a 4.000 mts. de altura, el avión apenas tuvo que descender. Sorprendentemente, siendo La Paz la capital más elevada del planeta, tuvimos que bajar para llegar a ella desde el aeropuerto. En efecto, La Paz se encuentra en una hoya, rodeada de laderas, a 3.800 mts. de altura. A la mañana siguiente nos dedicamos a recorrer la ciudad por sus empinadas callejuelas y, a pesar del mate de coca que tomamos al salir del hotel, los efectos de la altura no tardaron en notarse, los movimientos se hacían pesados y los jadeos eran constantes pero mereció la pena, sobre todo el casco histórico colonial y el Mercado Brujo.
Por la tarde nos dirigimos en un minibús hacia la ciudad de Oruro donde, al día siguiente, nos harían entrega de los 4x4. Nos hicimos con 6 vehículos: 2 Toyota HDJ80, 1 Land Cruiser nuevo (Prado por estas latitudes), 1 Toyota pick up nueva también y 2 Mitsubishi Montero (con unos 9 o 10 añitos a cuestas), todos con motor de gasolina y relucientes. Debido a la altura, son más eficientes los motores de gasolina que los diesel aunque, de cualquier forma, la falta de oxígeno supone un notorio decremento de la potencia de los vehículos.
Famosa por su carnaval andino, Oruro es una ciudad minera en pleno altiplano boliviano que nos comenzó a recordar anteriores andanzas saharianas, mercadillo popular, dificultades para cambiar moneda, suburbios sin asfaltar... Nos costó bastante tiempo salir de la ciudad debido a las obras de construcción de un puente en la salida de la ruta hacia Uyuni. Tras 120 km. de asfalto, en los que bordeamos el lago Poopó, entramos, por fin, en una pista ancha que resultó incómoda en extremo. Dado que es la única ruta que une Oruro con Uyuni, autobuses y camiones han dejado su impronta en forma de una infernal “tôle ondulée” allí llamada “calamina”. Tal fue el traqueteo que, a la salida de una curva, a éste que escribe se le desprendió la rueda trasera izquierda enterita dejando en carne viva los tambores del freno del Mitsu. Era ya de noche y, por suerte, se trataba de una zona lenta por lo que la cosa no pasó del susto inicial. Néstor y Lucas, nuestros mecánico y guía locales, se aplicaron inmediatamente a la tarea y el Mitsu, aunque sin freno trasero, pudo continuar hasta Uyuni en donde nos esperaba una ansiada cena en un acogedor restaurante al calor de una potente chimenea, el frío era intenso, y de un muy aceptable vino tinto local que acompañó un excelente filete de llama.
Tras un reparador descanso en un agradable hotel y, con los depósitos y jerrycans hasta los topes, partimos hacia el cementerio de trenes, a pocos km. de Uyuni.
El cementerio de trenes es la versión terrestre de la “Costa de los Esqueletos” en Namibia o los aledaños marítimos de Nouadhibou en Mauritania. Multitud de locomotoras y vagones, básicamente mineros, yacen para siempre en una desértica explanada conformando un escenario impresionante, sobre todo por la belleza de las locomotoras de vapor, todas ellas centenarias, amontonadas en dicho lugar. Sesión corta y obligada de fotografía y partimos raudos iniciando nuestra auténtica primera jornada off-road. Nos dirigimos a Tupiza, a unos 220 km. La primera mitad del recorrido, hasta la población minera de Atocha, es aún de altipampa, con un tramo final que discurre por el cauce del río enclavado en montañas que bajan en picado en ambas orillas. No existe pista, el camino es el cauce del río, afortunadamente un exiguo caudal de aguas ferruginosas no reblandece el suelo y la travesía se hace ligera y placentera. Antes de llegar a Atocha, en medio de la nada y junto al río, aparece de repente en un recodo, un enorme cementerio, esta vez humano, en donde descansan para siempre los restos de multitud de mineros. El panorama es bello a la vez que sobrecogedor. Una vez sobrepasada la pequeña población, encaramos la montaña, ascendiendo hasta los 4500 msnm, por perfiles donde el camino de tierra, muy poco transitado, parece de cuento. Se desciende por los elevadísimos lomos de las montañas con el valle al frente que se presenta como una promesa de colores frutales. Es el Valle de los Machos, llamado así por sus formaciones fálicas provenientes de la erosión, que alternan con bosquecillos de algarrobos, y que se presentan a la orilla de la ruta. Aparecen los primeros grandes cactus y nos da la sensación de encontrarnos en un “western” sabiendo además que, en esa zona, concretamente en el pueblo de San Vicente, acabaron sus días los famosos forajidos Butch Cassidy y The Sundance Kid. Llegamos a la población de Tupiza (20 mil habitantes aprox.) donde nos esperaba la agradable sorpresa de unas fiestas populares en sus calles.
Al día siguiente reiniciamos la expedición por el cauce seco del río, hasta encontrarnos en un cañón de paredes rojizas y formas caprichosas que nos recuerdan los tubos de un órgano, Nos detenemos un momento para observar el majestuoso vuelo de un cóndor entre una vastedad de obras de arte labradas en millones de años por fuertes vientos, por el deshielo de la nieve, la actividad volcánica y las escasas lluvias estacionales. Todas estas formas de erosión han creado un escenario casi extraterrestre que nos deja con la sensación de estar atravesando el fin del mundo.
La Quebrada de Palala es la encargada de presentar esta variedad de inverosímiles obras maestras de la naturaleza: Un gran valle de enormes paredes de tierra y roca erosionadas que caen en vertical, se nos presenta desde diferentes alturas y ángulos mientras nuestro 4X4 trepa la montaña en zigzag a través de El Sillar. El espectáculo es majestuoso. Tras una breve parada en una aldea minera para reabastecernos de algunas provisiones (una especie de mosto argentino, sucedáneo del vino ¡es lo que hay!) reanudamos la ascensión trepando la Cordillera de Lípez, desde la que se abren las vistas de la llanura del Salar. El camino, aún siendo de alta montaña, no presenta precipicios y es sumamente variado, vadeo de ríos helados, pastos, cumbres, cambios de color, llamas, ñandúes (el avestruz andino), vizcachas (un enorme conejo que corretea por las laderas), no es rápido pero tampoco trialero. Poco antes de la puesta de sol llegamos a la población de San Antonio de Lípez en donde pasaremos nuestra primera noche por encima de los 4000 mts en lo que se llama un “albergue básico”. La aldea está compuesta de cuatro casas y el albergue, os lo podéis imaginar: cuatro paredes, habitaciones comunitarias, un comedor y poca cosa más. Dado que, en esas fechas, la temperatura exterior nocturna puede llegar a -20º C, nos habíamos aprovisionado previamente de material anticongelante: montones de leña, “singani” (un aguardiente local similar a la grappa o el pisco, muy bueno por cierto) y unos buenos sacos de dormir. Cena caliente, mate, singani y unas danzas andinas alrededor de la hoguera, bajo un increíble cielo estrellado, fueron la mejor receta para ir a la cama calentitos.
Al día siguiente continuamos subiendo hacia las alturas de más de 5.000 msnm de la Cordillera de Lípez, pasando en primer lugar por los restos de San Antonio Viejo, testimonio del auge minero de la Colonia española, pero también del tesón humano sin el cual es inexplicable la idea de ciudad pujante en un sitio como éste, tal como presentan los vestigios de piedra aún en pié. Actualmente es una importante colonia de vizcachas.
Atravesamos la zona volcánica de El Torreón llegando finalmente a la Reserva de Flora y Fauna Andina Eduardo Avaroa (REA). Por la tarde nos encontramos ya con las primeras lagunas de extraña belleza que se nos han de presentar en nuestra ruta de los siguientes días. La frontera argentina se sitúa a apenas 20 km. de nuestra posición, en la vertiente sur del Volcán Uturuncu, cuyos dos picos de más de 6 mil msnm dominan el paisaje. Parece mentira que, en estas condiciones climáticas, existan colonias de patos que se dediquen a patinar alegremente por el hielo como si fueran pingüinos.
Llegamos a Quetena Chico, pueblo perdido en la nada de más de 100 familias y que vive sobre todo de la ganadería de auquénidos (llamas y similares), de la minería y el turismo.
Volvemos a un alojamiento básico aunque éste en mejores condiciones y con posibilidad de agua caliente en “horas concertadas”. Esta noche no hay fiesta porque mañana salimos muy temprano con el objetivo de subir el Uturuncu. Ninguno de nosotros ha llegado nunca a los 6.000 mts. y es obligado intentarlo.
Es imprescindible salir muy temprano para que nos dé tiempo de ascender y llegar a Quetena Chico a la hora de comer si queremos llegar a una hora razonable a nuestro final de etapa: Ojo de Perdiz, así que a las 6 de la mañana, y a una temperatura de -17º C, nos subimos en nuestros “carros”. Nada más salir de la población debemos vadear un río congelado con mucho cuidado para que las aristas del hielo que rompemos no dañen nuestras ruedas. Nos las prometíamos muy felices una vez sorteados los helados obstáculos pero, el agua que quedó en los frenos se congeló dejando éstos inutilizados por lo que, en la siguiente parada, alguno se llevó una sorpresa cuando vio que la única forma de detenerse era con la ayuda del coche precedente. Menos mal que no hubo que hacer ningún parte. Los problemas no acabaron ahí, uno de los Toyotas comenzó a calentarse, un poro en el radiador. Nueva parada, Néstor y Lucas se pusieron manos a la obra no sin antes encender la típica calefacción andina, que no es ni más ni menos que prender fuego en el arbusto más próximo. Este último contratiempo nos hizo comprender que no nos daría tiempo para alcanzar la cumbre. Reanudamos el trayecto por un camino muy pedregoso y, poco después de sobrepasar los 5.000 mts. los vehículos ya nos exigieron la reductora, la falta de oxígeno y la pendiente eran notorias. Trepamos y trepamos hasta llegar a los 5.600 mts. en donde ya se hacía aconsejable continuar andando. Quedaban 400 mts. de altura hasta la cumbre que se podían hacer en 2 horas aproximadamente. No nos quedaba tiempo. Los que más, ascendieron 300 mts, los que menos 100, el viento era glacial pero valió la pena, el panorama, entre fumarolas, es único.
Salimos de Quetena Chico después de comer, atravesamos Quetena Grande que, curiosamente, es más pequeño que su hermano menor. A partir de ahí, un camino inolvidable, auténticas postales marcianas, lagunas blancas, tierra rojiza, enormes roquedales y, al fondo, siempre los volcanes. Desembocamos en el Desierto del Siloli, ahora el suelo es negro, del color de la lava. A lo lejos, a unos cuantos km., nos espera, camuflado en el paisaje, el Hotel del Desierto. Resulta una bendición, a 4600 mts de altura y en medio de la nada, poder alojarte en un establecimiento así.

martes, 9 de septiembre de 2008

Bolivia: ¡Espectacular!



Un país de belleza indescriptible, una sorpresa en cada rincón.
De momento hemos colgado unas cuantas fotos, no todas, ya que las cámaras no han descansado ni un momento.

martes, 22 de abril de 2008

Matamos 2 pájaros de un tiro

Con motivo de su 25 aniversario, las famosas guías de viajes Rough Guides, han elaborado una lista con, a su juicio, los 25 lugares más espectaculares del mundo.
La única de las antiguas siete maravillas que queda en pie, las pirámides de Giza en Egipto, está incluida, además de construcciones elaboradas por el hombre como el Taj Mahal o la Gran Muralla China, por cierto
candidatas a las nuevas siete maravillas del mundo.
También tiene en cuenta maravillas naturales como el glaciar Perito Moreno o experiencias imperdibles como navegar río abajo el Amazonas.
Según la publicación hacer snorkeling en las barreras coralinas de Belice o atravesar el Sahara son también vivencias maravillosas.
Por primera vez se incluyen bellezas como la Capilla Sixtina o la Sagrada Familia y sitios imponentes como el Salar de Uyuni, en Bolivia o Itaipú, la represa más grande del mundo, entre Paraguay y Brasil.
A continuación, la lista completa:


1. SALAR DE UYUNI, BOLIVIA
2. Ayers Rock, Australia
3. Pirámides de Giza, Egipto
4. NAVEGAR RÍO ABAJO EL AMAZONAS

5. “Chimeneas de las hadas” y cuevas de Capadocia, Turquía
6. El Gran Cañón, Arizona, EEUU
7. Petra, la ciudad hecha de piedra en el desierto de Jordania
8. Machu Picchu, Perú
9. Sagrada Familia, de Gaudí, en Barcelona, España
10. Glaciar Perito Moreno, Patagonia
11. Capilla Sixtina, Roma, Italia
12. Escalar el Himalaya
13. Angkor Wat, Camboya
14. Canales y palacios de Venecia
15. Caravana de camellos en el Sahara
16. Gran Muralla China
17. Salto Victoria Falls, Zambia y Zimbabwe
18. Bucear en la Barrera de Corales, Belize
19. Taj Mahal, India
20. Ruinas mayas en México y Guatemala
21. Gigantes de piedra de Easter Island
22. Gran Mezquita, Djenné, Mali
23. Las tentaciones de Las Vegas
24. La Ciudad Prohibida, China

25. Itaipú, la represa más grande del mundo, Paraguay y Brasil

lunes, 21 de abril de 2008

2ª parte: Crucero amazónico

26/08 COCHABAMBA-TRINIDAD-FLOTEL AMAZONIA
27/08 FLOTEL AMAZONIA
28/08 FLOTEL AMAZONIA
29/08 FLOTEL-TRINIDAD-SANTA CRUZ-MADRID
30/08 LLEGADA A MADRID

1ª parte: Altiplano y Salar en 4x4


13/08 MADRID - SANTA CRUZ-LA PAZ
14/08 LA PAZ-ORURO
15/08 ORURO- UYUNI
16/08 UYUNI - TUPIZA
17/08 TUPIZA – SAN PABLO LIPEZ
18/08 SAN PABLO LIPEZ-QUETENA CHICO
19/08 QUETENA CHICO-OJO DE PERDIZ
20/08 OJO DE PERDIZ-OJO DE PERDIZ
21/08 OJO DE PERDIZ - SAN PEDRO QUEMEZ
22/08 SAN PEDRO DE QUEMEZ - TAHUA
23/08 TAHUA – COIPASA -TAHUA
24/08 TAHUA – UYUNI-POTOSÍ
25/08 POTOSÍ-ORURO-COCHABAMBA

Agosto 2008: Bolivia


Agosto 2008: Desierto, volcanes y sal



Mauritania 2005: Bufff...¡qué calor!


martes, 15 de abril de 2008

Nuestro próximo destino...


Libia 2004 - El arco de Akakus

Aquí se pueden ver la imagen y la coordenada en Google :
http://bbs.keyhole.com/ubb/showflat.php/Cat/0/Number/993740

¡Bienvenidos!

En este espacio podéis hacer comentarios e insertar imágenes de todo lo relacionado con el Club Kimbamba Off Road

Libia 2003 - Una super enganchada